La menta de gato (Nepeta cataria), con un olor muy parecido a la menta corriente, tiene una particularidad especial y es que su olor es irresistible para los gatos, siendo también un repelente para los ratones y las ratas. Si se convierte en un aceite esencial repele los mosquitos, pulgas, cucarachas y termitas.
Los gatos la huelen, la chupan, la muerden, frotan la cabeza y el rostro contra sus hojas. Entonces sube su estado de excitación, después empiezan a salivar y a tener pequeños espasmos en la piel del dorso. Al cabo de un rato el gato puede saltar, también puede sujetar la planta con las patas delanteras mientras se revuelca sobre el lomo y la golpea con las patas traseras. Al cabo de unos cuantos minutos el efecto se desvanece y el gato empieza una sesión de limpieza, se aleja de la planta o se tumba a su lado. Tanto los machos como las hembras, castrados o sin castrar, pueden mostrar los efectos de esta planta, pero la respuesta suele ser más marcada en las hembras. También hace que se les limpie el estomago de pelos.
Hoy día, la menta de gato se cultiva principalmente para las mascotas y ,curiosamente, afecta de forma opuesta a los humanos, produciendo en los gatos domésticos y salvajes que estén increíblemente excitados y/o sedados, aunque no a todos los gatos les produce este estimulo que varía según el sexo, edad y estado emocional del gato.
Esta planta es una herramienta ideal para enriquecer el ambiente de vida de los gatos y mejorar su nivel de bienestar. Un animal que juega es un animal que está bien físicamente y mentalmente.
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